No es la montaña la que conquistamos, sino a nosotros mismos
Explicación
Esta poderosa frase de Sir Edmund Hillary, el primer alpinista junto con Tenzing Norgay que alcanzó la cumbre del Monte Everest en 1953, encapsula una profunda verdad sobre los desafíos personales y la superación. Hillary no solo habla de la impresionante proeza física de escalar la montaña más alta del mundo, sino más bien de la conquista de las limitaciones internas y el crecimiento personal que se derivan de enfrentar tales desafíos. La montaña, imponente y majestuosa, actúa como un espejo que refleja nuestras propias batallas internas, miedos y la capacidad de superarlos. Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre nuestros propios ‘Everests’ personales y conquistar no sólo objetivos externos visibles, sino también las montañas invisibles de nuestras dudas y temores internos.