Explicación
La máxima de Albert Einstein nos invita a reflexionar sobre la fuente verdadera de la felicidad. Con esta frase, el célebre físico nos recuerda que el verdadero contentamiento y propósito en la vida no proviene de ligarse emocionalmente con seres queridos o acumular bienes materiales, sino de perseguir metas que nos llenen de pasión y significado. Atar nuestra vida a una ‘meta’ sugiere un compromiso fuerte y continuo con un objetivo que realmente valga la pena, que inspire crecimiento personal y contribución al bien común. En contraste, las personas y las cosas pueden ser fuentes de felicidad temporal, pero no garantizan una satisfacción duradera y profunda. Einstein nos impulsa así a buscar un propósito bien definido en la vida, que nos lleve hacia un estado de bienestar genuino y sostenido.