Explicación
Esta frase, pronunciada por el legendario músico de blues B.B. King, destaca la importancia y el valor permanente del conocimiento. Aprender no solo enriquece personalmente sino que también es algo que, una vez adquirido, permanece con nosotros para siempre, inmune a ser robado o perdido. Este mensaje resuena especialmente en un mundo donde muchas cosas pueden ser efímeras; el conocimiento se presenta como un tesoro duradero. B.B. King, a través de su música y su vida, demostró que el aprendizaje continuo es clave en la jornada hacia la excelencia y la autorrealización.