Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Explicación
Este refrán popular enfatiza que no importa cuánto intentemos cambiar nuestra apariencia externa, nuestras verdaderas características y naturaleza permanecerán intactas. Es una cuña que critica la vanidad y la pretensión, recordándonos que la esencia de las personas no se modifica solo por su apariencia exterior. En efecto, aunque se intente embellecer o modificar lo exterior con ornamentos o lujos, lo interno, aquello que nos define verdaderamente, seguirá siendo lo que siempre ha sido. Este refrán invita a valorar la autenticidad y a aceptar cada quien su verdadera esencia.