¿Quién no llora, no mama?
Explicación
El refrán ¿Quién no llora, no mama? sugiere una verdad fundamental sobre la naturaleza humana: la necesidad de expresar nuestras necesidades para obtener lo que deseamos o necesitamos. Este dicho, a menudo utilizado en el contexto de la infancia, enfatiza que, al igual que un bebé llora para alertar a sus cuidadores sobre su hambre o incomodidad, los adultos también deben comunicar sus necesidades para que sean atendidas. La frase tiene una aplicación extendida en muchas áreas de la vida, como las relaciones personales, el trabajo y la salud mental, subrayando la importancia de la comunicación abierta y honesta para el bienestar personal y interpersonal.