Las paredes oyen.
Explicación
El refrán «Las paredes oyen» nos recuerda la importancia de ser cuidadosos con nuestras palabras, especialmente cuando estamos en lugares donde otros pueden escucharnos. En un mundo donde la información corre a velocidades extremas, la discreción es una herramienta poderosa. Al entender que más personas de las que imaginamos podrían tener acceso a nuestras conversaciones, aprendemos a manejar la comunicación con **diplomacia** y **prudencia**. Emplear este refrán sabiamente implica cuidar lo que decimos y cómo lo decimos, reconociendo que las palabras mal interpretadas pueden tener consecuencias imprevistas. Además, fomenta un entorno de respeto y confianza al ser conscientes de que la *confidencialidad* es crucial, ya sea en el ámbito profesional o personal. Reflexionar sobre esta verdad antigua nos ayuda a ser más estratégicos al compartir nuestras ideas y opiniones, asegurando que la comunicación sea efectiva y respetuosa.